El cine asiático entra con fuerza en la Sección Oficial con la película coreana "Walk up" de Hong Sangsoo y la china "A woman" de Wang Chao. Completan el día la última película de los hermanos Dardenne "Tori y Lokita" y la esperada "Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades" de Alejandro González Iñárritu que se presentan en la Sección Perlas.
Para empezar el día nos invitan a sake, o vino, con la película coreana "Walk up" en la que un director de cine de mediana edad visita con su hija, a la que no ha visto en años, un edificio propiedad de una diseñadora de interiores. Están allí porque es lo que quiere estudiar la hija. La diseñadora les muestra planta por planta las reformas que ha realizado. Los tres entran en las habitaciones de cada planta a echar un vistazo. La película comienza de este modo y después empezamos de nuevo desde abajo y ascendemos planta a planta.
Su director Hong Sangsoo vuelve a Donosti donde ganó la Concha de Plata al mejor director en 2016 con "Lo tuyo y tú" y con una filmografía donde podemos destacar "Delante de ti", "La mujer que escapó", "El hotel a la orilla del río", "Grass" o "En la playa sola de noche".
Un director que reconoce que hay mucho de él en esta película y que a menudo utiliza diálogos que oye a su alrededor o que emplean los propios intérpretes pero que necesitan que sean cercanos a él como se siente él mismo en cada momento de su vida. "Proviene de un todo que sería yo, pero lo que se presenta son solo fragmentos dispersos. Mi cine no es autobiográfico, pero es honesto con mi propia vida. No sé cuánta honestidad se precisa para ser un buen director, pero puedo decir que al menos es mi inclinación natural. Las conversaciones marcan el ritmo, como una especie de progresión. El elemento común es el espacio privado en el que discurre, un espacio que también cobra su importancia y condiciona el desarrollo natural de la narración."
En "Walk up" todo se construye a partir de un personaje que es el edificio, la única localización del film, y a su alrededor (mejor dicho escaleras arriba, escaleras abajo) hay una pequeña crónica de muy pocos personajes con extensas conversaciones. Con frecuencia consigue asomar la complejidad de las profundidades humanas entre tantas charlas intrascendentes. Con sus tres historias surgiendo una detrás de la otra, rodada en blanco y negro, las escenas de tono frio están editadas con nitidez y resultan no estar sucediendo cuando pensamos, y tal vez no sucedan en absoluto, pero nos desliza por sus narrativas, lo que se dice dentro de ese espacio, las extensas conversaciones naturales y espontaneas, silencios incomodos, sonrisas educadas, y tintineo de vasos para cambiar de tema, generalmente alrededor de una mesa sin parar de comer o de beber. Dentro de esas imágenes compuestas de forma simple y ligera, se repiten motivos interconectados: pequeñas variaciones menores que vinculan cada una de las realidades alternativas, el alcohol, la atracción, o el autoanálisis.
Uno de los aciertos es que esta filmada en blanco y negro digital, con el sonido grabado simultáneamente adquiriendo una calidad cruda llena de zumbido con el ruido urbano. Cada escena es una realidad alternativa y el final nos devuelve a la realidad. Como esa escalera en forma de espiral dando vueltas alrededor de sí misma. Una película pandémica, llena de pequeños detalles, muy bien calibrada, y me sumo a uno de sus comentarios, "No recomendaría ver mis películas mientras bebe, pero es algo que depende de cada uno" yo afirmo que no lo haré y menos a la hora de desayunar.
Y del cine coreano nos vamos a la película china "A Woman", historia ambientada en plena Revolución Cultural china, cuya protagonista es la esforzada trabajadora de un taller, que en sus ratos libres se dedica a escribir. Desde finales de los 60 hasta principios de los 80 del siglo XX, Kong Xiu, una trabajadora común y corriente, logró romper con gran valentía las cadenas de dos matrimonios desgraciados y, en el tiempo libre que le permitían sus pesadas jornadas laborales en un taller, maduró hasta hacerse escritora.
Basada en la novela autobiográfica "Dream" de la escritora Zhang Xiu, su director Wang Chao, con ocho largometrajes anteriores, no pudo asistir al Festival presencialmente pero sí por videoconferencia, en la que confesó que decidió adaptar la novela porque la historia le recordó a la de sus padres. "Me vi reflejado en la historia, su vida era parecida a la mía, con las mismas emociones y fracasos. Yo también vengo de una familia trabajadora que quiso abordar cuestiones como la violencia de género o el divorcio, y el reflejo de apertura que se vivió en China en aquellos años de finales de 1967 hasta 1982. Y sobre todo la dignidad de una mujer, la protagonista, que es una mujer independiente, tanto económica como psicológicamente, y por eso puede salir adelante por sí misma. Un retrato de una mujer fuerte en situaciones hostiles."
Es su primera película de época lo que ha sido algo nuevo para él. Hay una diferencia abismal porque hablar del pasado obliga a cambiar todo, desde la ropa hasta los escenarios. Tiene buenas interpretaciones, es digno, con un guion sencillo. Quizás hubiera estado mejor con un mayor ritmo en su metraje ya que tiene momentos intermitentes en una serie de secuencias bastantes rutinarias que sobran, cansinas, planas. Se deja ver que ya es un mérito.
Nos vamos a Bélgica para la tercera película del día con "Tori y Lokita" de Jean Pierre y Luc Dardenne. Son una de las parejas de cineastas mas consagradas del cine europeo con una estrecha relación con el Festival de Cannes ya que fueron Palma de Oro, en 1999 con "Rosetta" y en el 2005 por "El Niño". En esta edición obtuvieron el Premio Especial 75 aniversario.
Una película que narra la historia de una adolescente de 16 años y un niño, con el que compartió el viaje, que fue expulsado de su poblado acusado de brujería. Viven en el mismo centro de acogida en la Bélgica actual y fingen que son hermanos. Sufren un camino de extorsión por parte del traficante que los trajo a Europa y la necesidad de mandar dinero a su familia la obligan a la joven a involucrarse en el peligroso negocio de las drogas. Es una lucha por cómo sobrevivir y mantenerse unidos, pase lo que pase, ya que en una peligrosa situación de exiliados, lo único que tienen ellos, Tori y Lokita, es su amistad inquebrantable y aspiran es a vivir juntos.
Con un ritmo muy dinámico, cuyo metraje no supera los 90 minutos, la narrativa utilizada maneja los tiempos, los acontecimientos y la extraordinaria manera de focalizar todo en el descorazonador contexto social. Sin embargo a pesar de lo desgarrador del argumento, los Dardenne se resisten a verla como un largometraje vacío de esperanza. "No creo que nuestra mirada se haya vuelto más oscura, lo que ocurre es que vivimos en una realidad con unos niveles de violencia que, en los últimos años, se ha visto intensificado, sobre todo en los ambientes mafiosos que son los que retratamos en nuestra película."
Creen que la amistad y ese sentimiento de lealtad que hay entre los dos protagonistas ofrecen algo de luz al relato y sirve para que el espectador asuma lo injusto de la situación por la que atraviesa. "Pero buscando complacer al público éste no puedo quedar abatido, porque puedes traicionar la lógica del relato y eso nos parece un error."
"Las películas tienen un efecto anárquico, nunca sabes cómo van a llegar al público ni hasta qué punto este va a poner en juego sus emociones frente a lo que está viendo. La gente sigue necesitando que le cuente historias." Me quedo con la forma narrada, de forma sobria, sin adornos ni edulcorantes, que funciona maravillosamente bien como parte de un trabajo artesanal, y en la que la tragedia avanza sin descanso. La trama comienza oscura, se vuelve más oscura y termina abruptamente. Un drama silencioso que estalla en humanidad e incluso arroja una mirada triste sobre la inhumanidad. Una película EMPÁTICA.
Y después del mal rato, nos disponemos a ver la última película del día, "Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades" de Alejandro González Iñárritu. Quizás la película más personal del director mexicano que, con 37 años cumplidos, nos sorprendió con "Amores Perros" y después rodo "21 Gramos", "Babel", "Biutiful", "Birdman" y "El Renacido" que le valieron sendos Oscars al mejor director.
"Bardo" es una comedia nostálgica en el marco de un viaje épico. Una crónica de incertidumbres donde el protagonista, un reconocido periodista y documentalista mexicano, regresa a su país enfrentando su identidad, sus afectos familiares o la absurdidad de sus memorias, así como el pasado y la nueva realidad de su país. Tiene una duración de 174 minutos, llena de planos secuencias y amplias panorámicas, una revisión histórica excesivamente discursiva, una suerte de biografía inventada y que interroga sobre el significado de ser mexicano en un mundo global, podemos decir que lo mismo es pretenciosa, que provoca.
Con una puesta en escena en un claro homenaje al cine existencial y fantástico de Fellini, la cámara va de una sala a otra, como si estuviese viva en los momentos más contemplativos, y siendo estática en los momentos más reflexivos. Que Iñárritu es ambicioso, lo es, que es muy larga, lo es, al hacer una declaración ética sobre su vida, sobre la vida y a muerte, la ficción y la realidad, la historia y la imaginación. Quizás tenga que ver con el título, que es una palabra tibetana que se refiere al concepto budista de un estado flotante de transición entre la muerte y el renacimiento, "Bardo" se abre a lo largo de una vasta extensión del desierto con la imagen de un héroe, saltando o flotando en interrogaciones.
La premisa es que que se abandonó una realidad falsa para descubrir una realidad más profunda. Y es hora de hablar de Silverio Gama, interpretado por Daniel Gimenez Cacho, que hace el papel del director, y que quizás sea el motivo por el que la película no sea atractiva. Cacho es un buen actor pero no termina de funcionar, interpreta con timidez, como avergonzado, barbudo y malhumorado sin que parezca que tiene mucho que decir. Es pasivo como si llevara una pesada carga encima, de apatía, que cuelga del cuello durante toda la película. No nos creemos para nada, se toma todas las críticas a risa, está demasiado ocupado deambulando por el paisaje de sus recuerdos, y fantasías.
No se si podría haber durado menos su metraje, pero es extenuante, arrogante, tres horas es mucho, los desvíos lúdicos se demoran más de lo esperado mientras que los momentos emocionalmente delicados se vuelven cursi a pesar de todas las delicias visuales que se exhiben. Silverio, en un momento del metraje, dice que la vida no es más que una serie de eventos sin sentido e imágenes idiotas. Y lo mejor de todo, es cuando salgo del Teatro Principal y me voy a pasear por los alrededores de la playa de la Concha, para cuidar mi salud mental, jajajajaja.
José Antonio Díaz
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