viernes, 8 de noviembre de 2019

"Madre" de Rodrigo Sorogoyen inaugura con éxito el Festival de Sevilla

Con muchas clases de géneros se puede empezar un Festival y este año la elección de la película de inauguración es un total acierto. La ultima dirigida por Rodrigo Sorogoyen, "Madre", tiene como punto de arranque su cortometraje del mismo título. El corto reflejaba un thriller de un solo plano secuencia en el que una madre española, Elena (Marta Nieto), recibe una llamada de teléfono de su hijo de seis años que está desaparecido. El teléfono se está quedando sin batería, y el niño describe a un hombre extraño que se acerca hacia él; la madre entra en pánico. La conversación parece acabar en tragedia. 


Después la acción salta diez años en el futuro, ahora vive en Francia, y trabaja en un bar. De su hijo no hay ninguna noticia, sigue desaparecido. Es una mujer sin más opciones que ver pasar el día a día. Ahora tiene una pareja, Joseba, Alex Brendemuhl, y planea irse con él a San Sebastián. Una relación que a veces es patriarcal, asexual, protectora, sin saber a dónde se dirige, romántica a veces... pero todo va a dar un giro el día que se topa con un adolescente que puede tener la edad de su hijo.

Entre ellos comenzará una fuerte complicidad y conexión y decide seguirlo, y es como si comenzara otra película, es como empezar a salir de un oscuro túnel donde ha permanecido anclada todo este tiempo. 


Una parte importante, como un personaje más, es la fotografía de Alejandro de Pablo, una cámara que se mueve circularmente, oscilando adelante y atrás, como las olas de la playa de las Las Landas. A veces te desorientas, otros son lentos, vemos la perspectiva desde los ojos de ella y desde grandes angulares, de una maravillosa belleza, con muchos planos largos y cámara al hombro. 

La película de principio a fin es de una actriz enorme y soberbia: Marta Nieto. Un papel muy difícil, misterioso, dubitativo, que llena de dudas al espectador con una mirada distante, alejada, dejándonos a nosotros el posicionamiento moralista e incluso hasta los sentimientos: abandono, amor, rabia, dolor, su lucha, en el marco del final del verano.


Un final de verano que nos hace reflexionar sobre una madre en una la película que no es cómoda de ver tanto por lo que cuenta como por cómo lo cuenta. Un director que asume riesgos, más sólido (se ha matriculado ya en el cine español) y que se aleja de sus películas anteriores, del thriller, que domina con una maestría fantástica. Nos lleva con parsimonia los intentos de seguir con una vida que ya hace tiempo que dejó de vivir.

Con una estética impresionante y un personaje principal que se va haciendo cada vez más grande a lo largo de su metraje, se reflejan muchos senderos por donde caminar y hasta dónde puede llegar la mente humana. Un inquietante viaje de 120 minutos con un juego con el espectador. Un salto al vacío.

José Antonio Díaz Domínguez
@Jose_A_Diaz_Do
Festival de Sevilla 2019

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