Algunos hablan de "Julieta" como una de las películas más almodovarianas del director manchego. No me atrevería a decir tanto pero esta nueva película nos reconcilia con el universo femenino que había abandonado Pedro en la fallida "Los amantes pasajeros". Actrices consagradas y emergentes dan vida a una historia de mujeres, de complicadas relaciones familiares donde todas sufren pero viven abiertas a la redención.
"Julieta" es una mujer representada en dos actrices. En una época que oscila entre 1985 y 2015 nos colamos en su vida con Adriana Ugarte interpretando su versión más joven y Emma Suárez en la versión más adulta. Empezamos precisamente con ésta última para comprobar que vive ausente, con un dolor que la destroza por dentro, con una ausencia que no la permite respirar.
El motivo de tal sufrimiento es Antía, su hija, una adolescente que abandonó a su madre para no volver, evidenciando un rencor alimentado con el paso de los años. Sólo hay algo peor que perder a una hija y es no tener noticias de ella. Esperar día tras día una carta, un mensaje ó una llamada.
Es así como Pedro Almodóvar intenta cautivarnos. Nos presenta al personaje y desgrana con delicadeza los hechos más destacados de una turbulenta relación entre madre e hija. Y, a diferencia de otras ocasiones, desecha cualquier atisbo de humor para dar a entender que en tal drama no hay espacio para la sonrisa. No es para tomarlo a broma.
Añade a su catálogo de chicas almodóvar a Adriana Ugarte, una actriz que encontró el espaldarazo definitivo con "Palmeras en la nieve" y ahora la consagración llega por obra y gracia de Pedro Almodóvar. Aunque correcta me da la impresión de haber desaprovechado una gran oportunidad. Falta verdad, eso que es tan difícil de encontrar como de explicar. Lo que diferencia a una gran intérprete del resto de actores.
Y tenía bien cerca el contrapunto. Porque la otra mitad de Julieta, Emma Suárez, presenta una interpretación desgarradora, de las que salen de las entrañas. Su voz en off te sirve de guía mientras sus miradas te cuentan mucho más que esas letras que transmite a través de un papel.
Pedro Almodóvar reactiva temas constantes de su filmografía como las ausencias, las relaciones maternofiliales, la búsqueda de la verdad para tranquilizar conciencias,.. Y como es habitual con los personajes masculinos como meros espectadores carentes de profundidad. Ni Daniel Grao, amor de juventud, ni Darío Grandinetti, amor de madurez, encierran complejidad alguna.
Como nos tiene acostumbrados, el número de secundarios de lujo es abundante. Podríamos nombrar la maravillosa interpretación de Rossy de Palma a la que no descartaría una nominación en los próximos Goya, el buen trabajo de Michelle Jenner, Inma Cuesta y Nathalie Poza ó la consistencia de la fantástica Susi Sánchez.
No estamos ante uno de los mejores trabajos de Pedro Almodóvar (los tiempos de "Volver" ó "Todo sobre mi madre" ya pasaron) pero sí con una muy buena película. Mantiene su sello en un guión en el que se mueve como pez en el agua. A veces lo mejor es ser fiel a uno mismo.
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