"Matrix" fue una auténtica revolución cinematográfica tanto en el apartado técnico como en el puramente argumental. Rápidamente se convirtió en película de culto hasta desencadenar en una trilogía. A partir de ese momento, cada nuevo trabajo de esta pareja de directores ha creado tanta esperanza en el espectador como desencanto.
"El destino de Júpiter" es un espectáculo visual más cercano al videoclip que a otra cosa. Mezcla con poco sentido clásicos del género como "Matrix", "Star Wars", "Star Trek" ó incluso "El señor de los anillos". Tenemos una elegida que desconoce la Verdad, una nave conducida por un extraño Ser, paisajes élficos, personajes llamados por la codicia y "el lado oscuro".... Algunos lo llamarán homenaje y otros directamente plagio pero a mí lo que me pareció fue una carencia de ideas y creatividad muy grande.
Aún así se agradece que se hayan olvidado de la filosofía demagógica de "El atlas de las nubes", esa película que Tom Hanks y Halle Berry aún se estarán preguntando de qué iba. En esta ocasión hay entretenimiento palomitero y mucha acción, nada de reflexiones psicológicas ó pedantes.
Mila Kunis es Júpiter, una chica que malvive con su familia limpiando inodoros. De un día para el otro, es requerida por un extraño ser llamado Caine (Channing Tatum) que está obsesionado con salvarla de los ataques de un comando enviado por Balem (Eddie Redmayne), una especie de Dios que domina parte del Universo.
Los Wachowski utilizan impresionantes escenarios y vertiginosas persecuciones para encubrir unas interpretaciones endebles, exceptuando al brillante Eddie Redmayne. En concreto Mila Kunis, desde "Cisne negro", ha enlazado títulos olvidables uno tras otro. ¿Es esa la carrera que quiere mantener? ¿Quiere ser una especie de Jennifer Aniston moderna?
Por tanto, nos encontramos con un producto destinado a amantes del género, acertado en la forma y vacío en el fondo. Muchas gracias a nuestros amigos de Sensacine por invitarnos al preestreno.
José Daniel Díaz
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