domingo, 15 de junio de 2014

Crítica: "Solo los amantes sobreviven"

Hay directores que consiguen dividir a crítica y público en general. Jim Jarmusch es uno de ellos. "Solo los amantes sobreviven" es una película pausada, metafórica y estéticamente impecable con unas interpretaciones de altísimo nivel. ¿Para un espectador esto es suficiente? Seguramente no. Cuando el ritmo pierde importancia ante todo lo demás, se produce la ruptura.

Jim Jarmusch se ha especializado en Festivales. Cannes en concreto siente auténtica devoción por este excéntrico director que da mucha más importancia a la atmósfera que a la propia historia. Como vulgarmente se dice "o le quieres o le odias". A nosotros nos deja un sabor agridulce.

Da la impresión que la trama sea una excusa para recrearse en una determinada ambientación, en una música cuidada pero frágil a la vez y en un desarrollo de personajes aparentemente lento pero coherente y profundo. Esta vez son unos vampiros desubicados los protagonistas, dos amantes decepcionados con la Humanidad, que sólo encuentran templanza el uno con el otro.

Su relación es de un romanticismo antiguo, de los de antes. Él, Adam (Tom Hiddleston), vive en Detroit, escondido, al margen de una sociedad que lo adora por su música pero que él desprecia; ella, Eve (Tilda Swinton), sobrevive en Tánger, alejada del mundo. Se han casado tres veces, en diferentes épocas, fieles a un amor eterno e indisoluble.

Hay que reconocer el excelente trabajo de los dos actores. Tom y Tilda. Tilda y Tom. Como si de un encuentro teatral se tratara, se sienten solos en el escenario, se gustan y se recrean en sus personajes. Consiguen sacar la esencia de cada uno y, acompañados de unos secundarios de lujo como son John Hurt y Mia Wasikowska, dotan a la historia de un plus de autenticidad.


Aún así, los que valoramos un guión definido, en evolución constante y con un ritmo dinámico, nos sentimos ciertamente defraudados con la película. Sabemos cuál es el estilo del director, pero su pausada forma de relatar los acontecimientos nos aburre en muchos momentos. Es una pena, porque hay planos, situaciones y diálogos especialmente interesantes pero esos grandes aciertos chocan con su plomizo desarrollo.

Película recomendable para los seguidores del mítico director americano y para los fieles espectadores del cine independiente y festivalero. El resto, probablemente, se cansará enseguida de tanta metáfora y tanto trasfondo filosófico. Una vez más gracias a Sensacine por contar con nosotros para su preestreno.


José Daniel Díaz

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