
Había muchas expectativas puestas en este nuevo título de Steve McQueen tras atrapar a la crítica con sus dos anteriores propuestas: "Hunger" y "Shame", ambas interpretadas por Michael Fassbender. No ha defraudado en absoluto en esta historia basada en hechos reales que vuelve a mostrarnos el lado más oscuro y vergonzoso del ser humano. El director vuelve, una vez más, a explorar aquéllo que no nos gusta ver ni sentir, lo que nos produce rechazo, lo que ocultaríamos como un gran secreto.
"12 años de esclavitud" cuenta la asombrosa historia de Salomon Northup (Chiwetel Ejiofor), un hombre culto de raza negra que vive de forma acomodada y libre en Nueva York. A través de un engaño, se ve forzado a ser esclavo en una plantación de Lousiana dejando atrás su vida, su familia y su libertad.
Algunos planos son tan duros y reales a la vez, que será difícil poder borrarlos de nuestra memoria. Steve McQueen consigue que salgamos de la sala con un nudo en el estómago gracias a un relato crudo y brutal que nos hace despreciar al ser humano. No duda en mostrarnos la peor versión del hombre, la maldad sin excepción donde aplicar dolor es la única forma de esconder los defectos y problemas.
Pero sin duda el actor con mayúsculas es Chiwetel Ejiofor que interpreta a Salomon, protagonista indiscutible de la cinta. Magistral desde cualquier punto de vista, su rostro inalterable no esconde una mirada triste y perdida. La lucha por la supervivencia, rodeado de muerte y tortura, cobra un nuevo sentido en la figura de este hombre que lucha por su libertad.

Por tanto, nos encontramos ante una película que dará mucho que hablar. Su presencia en los próximos Oscar es prácticamente segura y podría ser la gran triunfadora de la noche. Pero más allá de los premios y reconocimientos, el mensaje que nos traslada "12 años de esclavitud" sobrevivirá a lo largo del tiempo y siempre servirá como ejemplo de lo que jamás se deberá repetir.
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